REFLEXION EN EL DIA INTERNACIONAL DE LA MUJER
Ser mujer actualmente no es nada fácil, representa innumerables retos. Aunque en realidad, nuestra condición femenina, siempre ha sido un asunto complicado, nada indica que la tarea se nos esté simplificando hoy en día. Las mujeres representan un porcentaje más alto de la mano de obra y generan más ingresos para su familia que en otros tiempos. También son más las mujeres que asumen puestos de dirigentes en el ámbito político y profesional. Al mismo tiempo, se espera de la mujer, que siga cumpliendo con su rol tradicional en el seno de la familia y de la comunidad, el cual también se ha hecho más exigente en estos tiempos cambiantes. En términos generales se espera mucho más de la mujer actual que hace apenas unas generaciones.
Hemos aprendido lo que se nos ha enseñado de diversas fuentes: primeramente en el hogar, luego en la escuela, en la iglesia, en la calle, en la televisión, etc., ese aprendizaje generalmente está cargado de dogmas, mandatos, de creencias, de tradiciones que pasan de una generación a otra, sometiéndonos a una esclavitud, en consecuencia, a actuar en muchas ocasiones, sin razón, permaneciendo esclavizadas de nuestras propias creencias.
Sin embargo, la Biblia agrupa cuatro mil años de historia de un pueblo. En ella podemos ver todo tipo de mujeres, numerosos perfiles y tendencias. Algunas son juzgadas como villanas, otras como piadosas. Es cierto, cada una de ellas tuvo sus circunstancias personales y culturales para comportarse como lo hicieron y para tomar las decisiones que tomaron. Cada una de ellas con sus valores y antivalores, finalmente nos continúan enseñando y es esta, nuestra mejor herencia.
Definitivamente, fue Jesucristo quien revolucionó el comportamiento de la mujer misma y de la sociedad con respecto a ella. Los valores sufrieron paulatinamente ciertos cambios y la mujer dejo de ser alabada por su obediencia frente al hombre, por su sumisión, y se reconoció y se valoró por sus virtudes como compañera y luchadora. Ella adquiere el poder de la palabra y anima a otros a seguir sus pasos.
Jesús dirigió muchas veces sus mensajes hacia a las mujeres, porque entendía a estas, como un elemento clave, para lograr los grandes cambios sociales. La mujer es la protagonista de la historia. La cercanía con sus hijos le dan la posibilidad – más que al padres- de ser quienes transmitan lo que ellos aplicarán siendo hombres y es gracias a la mujer por la que podemos construir mejores ciudadanos y un mundo más sensible.
Si la mujer permanece limitada en sus interese, enfocada sólo en las relaciones personales convencionales, le será casi imposible trascender hacia nuevas y más amplias perspectivas de vida. Esta frustración interna necesariamente, impactará en el trato con sus seres cercanos: su pareja e hijos. Sólo una mujer verdaderamente consiente, tiene claro qué es lo que quiere en la vida, a su vez, sólo un hombre con verdadera madurez mental y emocional puede comprenderle.
Es cuanto: V:.H:. Irene Rocha Verduzco, Gran Past Master de la G:.L:.F:. de Colima.
